martes, 13 de febrero de 2018

ADONIS

SINOPSIS


 Afrodita y Adonis (1729) Francois Lemoyne,
Según la versión más conocida es hijo de Ciniras y su hija Mirra, que cometió incesto para poder engendrarlo. Al nacer era tan bello que Afrodita lo recogió, pero al no poder criarlo se lo entregó a Perséfone. Esta, de inmediato, se apegó a Adonis y no quiso devolverlo a Afrodita. La cuestión fue arbitrada por la musa Calíope, quien en nombre de Zeus resolvió que Adonis viviera un tercio del año con Afrodita, un tercio con Perséfone y un tercio quedaría libre. La pasión de Afrodita por el hermoso joven indujo a Ares, amante de la diosa, a vengarse, despertando en Adonis el amor por la caza, lo que lo acercó  al peligro. En una cacería fue mortalmente herido por un jabalí. Al verlo agonizar, Afrodita trató en vano de reanimarlo. Finalmente, recogió algunas gotas de sangre y con ellas hizo nacer la anemona, primera flor de primavera. De acuerdo con otra versión, murió destrozado por los colmillos de un jabalí enviado por Artemisa como represalia por la implicación de Afrodita en la muerte de Hipólito. En su honor se establecieron las fiestas Adonias. Su culto se expandió por el mundo mediterráneo en la época helenística.  



ADEMÁS: 
Adonis. Bertel Thorvaldsen

  1. Al parecer, el culto a Adonis estaría vinculado al dios babilonio Tammuz, dios de la fertilidad.
  2. La etimología del nombre sugiere que provendría de "adon" ("señor") que era también empleada por los hebreos para referirse a Yahve ("ADONAI").
  3. Las Adonias eran fiestas antiguas instituidas en honor de Afrodita y Adonis, y guardadas con gran solemnidad entre los griegos. Estas duraban dos días y eran celebradas solo por mujeres. Durante el primer día se llevaban por las calles estatuas de Adonis dispuestas como cadáveres mientras que las mujeres se golpeaban y lamentaban, imitando a Afrodita por la muerte de su amado. El segundo día se dedicaba a juegos y banquetes porque se permitía a Adonis regresar a la vida y pasar medio año con Afrodita
  4. Los jardines de Adonis eran canastas y tiestos planos, formados por trigo, cebada, lechuga, hinojo y otras plantas de germinación rápida, que se dejaban en los tejados de las casas. Al final del octavo día los jardines se arrojaban al mar o a un río, quizá a veces junto con una imagen del fallecido Adonis.
  5. Evidentemente, el mito de Adonis refiere al ciclo de las estaciones; la época del año que permanece con Perséfone representaría el invierno, mientras que el tiempo que está con Afrodita simbolizaría la primavera.
  6. El poeta Percy Shelley escribió el poema titulado Adonai tras la muerte de John Keats. El texto se lo dedica a él y es una metáfora ampliada sobre la muerte de este.
  7. En la actualidad, se habla de un "complejo de Adonis" que se evidenciaría en un excesivo cuidado por el aspecto físico.
Venus y Adonis (1576) Tiziano

Venus and Adonis (1595) Annibale Carracci



¿QUIÉNES FUERON LAS AMAZONAS?


Amazonas


Representación de una amazona (siglo V. a.C.)
Las amazonas eran un pueblo de mujeres guerreras que probablemente habitaban en alguna zona próxima al Cáucaso o en  Asia Menor. Según la tradición, solo una vez por año admitían convivir con varones, para preservar la raza. Las hijas eran convertidas en guerreras; los hijos, muertos, o devueltos a los padres. Para manejar mejor el arco, se dice que desde jóvenes se mutilaban el seno derecho. En la guerra de Troya se aliaron a Príamo, al lado de cuyas tropas combatieron valientemente. En varias ocasiones combatieron contra héroes famosos, entre ellos Hércules y Teseo. Algunos consideran que veneraban a Ares, dios de la guerra, o Artemisa, diosa de la caza. Otros, por el contrario, piensan que rendían culto a la Diana de Efeso, diosa de múltiples senos, a quien fueron las primeras en rendir culto.

La última oportunidad de la Amazonas, por Zpapageo.


ADEMÁS: ONCE DATOS SOBRE LAS AMAZONAS

Antigua ánfora griega
que representa el combate entre Aquiles y Pentasilea
  1. Algunos combates entre amazonas y griegos fueron famosos; por ejemplo, el duelo de Aquiles y Pentasilea durante la Guerra de Troya o el que llevaron a cabo Heracles e Hipólita.
  2. Herodoto las llamó andróctonas ("asesinas de varones"), mientras que en la Ilíada se les llama antianiras ("las que luchan con varones")
  3. El poema perdido Etiópida narra la participación breve de las amazonas durante la Guerra de Troya. Los aqueos llevaban diez años sitiando la ciudad y su principal guerrero, Aquiles, había matado a Héctor, el héroe de los troyanos. Bajo el mando de su reina Pentesilea,​ las amazonas desafían a los aqueos. Sin embargo, Aquiles mata a Pentesilea en combate y las amazonas se retiran derrotadas. 
  4. Uno de los trabajos impuestos a Heracles por el rey Euristeo fue conseguir el cinturón de la reina amazona Hipólita.
  5. La amazonomaquia ("el combate de las amazonas") es un tema iconográfico frecuente en la antigûedad clásica, que se encuentra representado tanto en vasos ceramicos como bajorrelieves de monumentos o sarcófagos.
  6. El escritor latino Virgilio al parecer se insipiró en la figura de las amazonas para crear al personaje de la Eneida, Camila.
  7. En el siglo XIII, Marco Polo mencionó en su famoso libro de viajes por Asia, la existencia de una isla habitada exclusivamente por mujeres, aunque no las llama amazonas ni las caracteriza como guerreras.
  8. El escritor Giovanni Bocaccio en su obra De claris mulieribus ("De las mujeres famosas) (1374) dedica en esta obra dos capítulos a las reinas amazonas Lampedo y Marpesia.
  9. Las amazonas fueron un motivo reiterado en las exploraciones hacia el Nuevo Mundo; tal es el caso que incluso ya son referidas en el primer relato europeo sobre América, el diario del Primer Viaje de Cristóbal Colón. 
  10. Según una hipótesis, el río Amazonas debe su nombre a la creencia de que durante la expedición de Francisco de Orellana por el río Marañón (1542), las tropas españolas fueron atacadas por mujeres guerreras que desde la otra orilla le disparaban dardos de cerbatanas y flechas. Por esta razón, el río se llamaría "Amazonas" o "Río de las Amazonas".
  11. El personaje de DC Cómics, Wonder Woman ("la Mujer Maravilla") está inspirado en el mito de las Amazonas.


Amazonas (1820 aprox.)
Johan Heinrich Wilhelm Tischbein

lunes, 12 de febrero de 2018

HERA

SINOPSIS

La Hera Campaña. Copia romana
en mármol del original griego, siglo II
Busto de Hera conocido como Hera Ludovisi;
copia en el Museum of Classical
Archaeology. Cambridg
Hera es la diosa del matrimonio y de la unión conyugal y es considerada una de las doce divinidades que formaban el Consejo del Olimpo. Fue una de las hijas de Cronos y Rea. Según una versión (otra habla de que se salvó) fue devorada por su padre, lo mismo que sus hermanos, y salvada por Zeus. Se casó con el rey de los dioses, compartiendo sus atributos y reinando con el sobre el Olimpo. De esa unión nacieron Hefesto (dios herrero), Ares (dios de la guerra), Ilitia (diosa de los partos)  y Hebe (diosa de la juventud. Como venganza contra Zeus por haber dado origen a Atenea sin su participación, Hera engendró sola al monstruo Tifón. Celosa y vengativa, persiguió no solo a las amantes de Zeus sino también a los hijos de las uniones ilegitimas de su marido. Io, Leto, Calisto, Alcmena y Baco, entre otros, fueron víctimas de su ira. Trató de impedir el nacimiento de Heracles y lo persiguió durante toda su vida, sometiéndolo a pesadas pruebas, trabajos y desdichas. Por haber enviado una tempestad que azotó el navío del héroe, Zeus ató a Hera al monte Olimpo, sujetándola con un yunque en cada pie. Fue liberada por Hefesto. Discutió con su marido, afirmando ser el hombre quien obtiene mayor placer en el amor, mientras Zeus afirmaba que la más favorecida era la mujer. La contienda fue arbitrada por el adivino Tiresias, que decidió en favor del dios olímpico. Según una versión, Hera, irritada, cegó al mortal. En la discusión en que se trabó con Atenea y Afrodita, prometió al troyano Paris, juez de la contienda, el poder sobre todo el mundo. Vencida, se vengó enviando una tempestad que se abatió sobre el navío del héroe cuando este raptó a Helena; además, durante la guerra de Troya su ira persiguió incansablemente a los troyanos. Esposa del señor de los dioses, era venerada como protectora de todas las esposas y madres, a quienes ayudaba en los partos. Su culto asumió en Roma –donde la llamaban Juno- carácter muy importante, ya que era adorada especialmente en las fiestas Matronalias, celebradas en febrero. Durante las celebraciones, las madres recibían presentes de sus esposos e hijos. Hera es representada como una mujer bella y joven, severa y casta. Viste larga túnica y velo. En la cabeza lleva una diadema. En la mano lleva un cetro, en cuya punta hay un cuclillo y un granate, símbolos del amor conyugal y de la fecundidad. Su pájaro favorito es el pavo real, en cuya cola colocó los ojos de Argos. Se conocía como la diosa ojos de buey.



ORIGEN

Atenea, Hera y Zeus. Detalle en vasija griega. S. V. a.C.
Aunque el origen de Hera es incierto, es probable que no sea una divinidad indoeuropea y que su culto sea anterior a la invasión de los aqueos. En los tiempos arcaicos se le atribuía la tutela de los nacimientos y en las leyendas relativas a Zeus ella formaba parte importante del matrimonio sagrado. Es posible que Hera fuese una más de las tantas personificaciones de la diosa madre, elevada por sobre su naturaleza terrestre por ser esposa de Zeus.

CULTO – TEMPLOS
La diosa Hera pudo ser la primera a la que los griegos le dedicaron un santuario en un templo cerrado con techo, en Samos (801 a.C.). Este, posteriormente, fue reemplazado por el Hereo, uno de los mayores templos griegos de la historia. Este templo, al parecer, se habría construido en tres fases distintas
En el continente griego, Hera fue especialmente adorada con el atributo de “Hera Argiva”, en su santuario ubicado entre las ciudades de Argos y Micenas –en los que se celebraban en su honor unas fiestas, las Hereas. Este templo, conocido como Hereo de Argos, fue durante mucho tiempo el centro principal de su culto. Dentro de este se hallaba la estatua crisoelefantina – es decir, de mármol y oro, hoy perdida- de la diosa que era atribuida a Policleto.
Ambos templos, el de Samos y el de Argos, se pueden considerar como los primeros templos monumentales construidos por los griegos en el siglo VIII a.C.


EPITETOS

En tiempo arcaicos, a Hera se le asociaba principalmente con el ganado. Esto puede explicar el famoso epíteto homérico boôpis que se puede traducir como “con ojos de vaca”. En Chipre se han hallado yacimientos arqueológicos muy antiguos que contienen cráneos de toro que fuern adaptados para ser usados como máscaras.
Entre otros epítetos de la diosa se pueden mencionar los siguientes:
·         Aigophágos, ‘comedora de cabras’ (entre la gente de Lacedemonia) 
·         Akráia, ‘de las alturas’
·         Aléxandros, ‘la que salva al guerrero’

·         Argiva, ‘de Argos’;
·         Basíleia, ‘reina’;
·         Bounáia, ‘del túmulo’
·         Leukṓlenos, ‘la de brazos blancos’;
·         Pais, ‘niña’ (en su papel de virgen);
·         Parthénos, ‘virgen’;
·         Teléia (como diosa del matrimonio);
·         Chḗrē, ‘viuda’;
·         chrysothronos, ‘la del trono dorado’.


DESCENDENCIA

Jùpiter y Juno en el monte Ida (1773)
 James Barry
Hera es la diosa del matrimonio y es el arquetipo de unión en el lecho nupcial; para poder estar con ella, se dice que Zeus había tomado la forma de un cuco. Los descendientes de esta unión son Ares (dios de la guerra), Hebe (diosa de la juventud), Ilitía (diosa de los partos) y Hefesto (dios herrero). Según algunas versiones, Hefesto es hijo únicamente de Hera, pero no de Zeus; esta lo habría alumbrado sola debido a los celos que les generó el hecho de que Zeus engendrase él solo a Atenea. Hera al ver a su hijo, feo y deforme, lo rechazó y lo expulsó del Olimpo.

En el himno homérico a Apolo Pitio se hace al monstruo Tifón, descendiente únicamente de Hera como venganza contra su esposo Zeus por haber este dado a luz a Atenea de su cabeza sin haber contado con ella.

EN EL ARTE:

Júpiter y Juno (?) Franz Cristoph Janneck
El carácter irreprochable de Hera fue retratado con mucha fidelidad por los artistas de la antigüedad. En una célebre obra primigenia, Policleto (s. V. a.C.) la presenta como una mujer joven, bella, casta y algo severa; en la cabeza, lleva una diadema; viste discretamente una túnica que la envuelve con nobleza y modestia; en la mano, ostenta el cetro, en cuyo extremo están el cuclillo y una piedra preciosa –el granate-simbolizan el amor conyugal y la fidelidad. Aunque esta sea una de las representaciones más características de la diosa, la que parece ser el tipo más perfecto de la divinidad es la Juno Ludovisi, de rostro ovalado, ojos grandes y boca seria.
Una muestra más antigua la encontramos en el templo de Samos en que hallamos la Hera de Samos, también conocida como Koré de Samos que es un escultura tipo kore que data del año 570 – 560 a.C.                    



ADEMÁS:

Juno recibe el cinturón de Venus (1811) de Andrea Appiani.
o   Hera encarna fundamentalmente el matrimonio, el amor conyugal; de alguna manera ella es la esposa universal mientras que Zeus es el padre universal -es decir, no es necesariamente un esposo fiel, pero sí alguien muy preocupado por cada uno de sus hijos.

o   En algunas representaciones, Hera porta el polos (una alta corona cilíndrica) que es característico de las diosas mayores o “diosas de la fertilidad”. Hera fue, sin duda, una de las divinidades aqueas más antiguas a la que los aqueos le rindieron culto.

o   Si bien “hereo” es el nombre con el que se designa al templo más antiguo dedicado a Hera en la isla de Samos, este término también designa de manera general a todos los templos dedicados a la diosa Hera.

o   Según una leyenda, Agamenón fue elegido en el Hereo de Argos para liderar a los aqueos contra Troya.

o   El ave que originalmente estaba asociada a Hera fue el cuco –en el que se habría transformado Zeus para cortejarla- y no el pavo real. Estas aves, sin embargo, eran desconocidas por los griegos antes de las conquistas de Alejandro Magno. Fue recién durante el Renacimiento que aparece este motivo en la iconografía artística.

o    Cuando Hera descubrió que Leto estaba embarazada y que su marido, Zeus, era el padre, prohibió que Leto diera a luz en tierra firme, es decir, el continente o cualquier isla del mar. Leto encontró la isla flotante de Delos que no era el continente ni una isla real, y allí pudo dar a luz.

o    En otra circunstancia, uando Hera supo que Semele, hija del rey Cadmo de Tebas, estaba embarazada de Zeus, se disfrazó como su niñera y la persuadió para que le pidiese a Zeus que se mostrase en su auténtica forma. Cuando este se vio obligado a hacerlo, sus rayos y truenos la mataron

o    Hera fue la madrastra y enemiga de Heracles, quien fue llamado ‘gloria de Hera en su honor.

     Cuando Heracles era aún un infante, Hera envió dos serpientes para matarlo mientras dormía en su cuna. Heracles estranguló una serpiente con cada mano y su niñera lo halló divirtiéndose con sus cuerpos flácidos como si fueran juguetes.
o    Según un relato, del pezón de Hera brotò la leche que dio origen a la Vìa Láctea. Este fue mordido, de manera casual, por un infante Heracles.

o    Cuando Heracles luchó con la hidra de Lerna envió un cangrejo para que le picase los pies con la esperanza de distraerle. Este cangrejo posteriormente sería conocido como la constelación de cancer.

Estatua de Zeus y Hera en la entrada del Parlamento
Austríaco
Según la reelaboración urbana del mito de Las metamorfosis de Ovidio durante mucho tiempo una ninfa llamada Eco tuvo el trabajo de distraer a Hera de las aventuras de Zeus hablándole incesantemente. Cuando Hera descubrió el engaño, condenó a Eco a pronunciar sólo las palabras de los demás (de ahí nuestra palabra moderna “eco”).

      A Hera se le puede reconocer en un cuadro porque lleva alguno - o todos- de estos implementos: el pavo real, el centro y siempre porta una diadema.










martes, 6 de febrero de 2018

DOS VERSIONES DE ORIÓN (MITO)

Pintura de Daniel Seiter de Diana sobre el cuerpo de Orión,
antes de su ascensión a los cielos, (1685).

Millares de estrellas adornan el cielo, inmenso escenario donde todas las noches dos constelaciones repiten la misma escena: Orión, el cazador, huye del Escorpión que nunca logrará alcanzarlo.
Dicen algunos poetas que antes de brillar en lo alto del cielo, Orión había sido un cazador de gran porte, hermoso y dotado de fuerza extraordinaria. Según algunas versiones sería hijo de Euriale y Poseidón. O de Hireo, o tal vez de la Tierra. No se sabe con certeza.
Cuentan que Artemisa, la virgen perpetua, lo vio en una cacería y se enamoró perdidamente de él en ese mismo instante. Y le habría entregado ese amor, tanto tiempo reservado, a no ser por la trágica intervención de Apolo. Este, movido por los celos fraternos, o preocupado simplemente por resguardar la castidad de su hermana, decidió separarla de su amado.
En un hermoso día de sol, Orión se bañaba en el mar, huyendo del calor excesivo. Confiando como siempre en su destreza y en la propia fuerza natural, poco a poco se fue alejando de la playa, hasta convertirse en una pequeña mancha oscura sobre las ondas distantes.
Cerca pasaban Artemisa y Apolo. Conversando, riendo y jugando con la alegría que unía a los dos hermanos. Pero en el cerebro de Apolo iba creciendo una sola idea: sabe el dios que aquella cabeza vista a lo lejos es la de Orión. Simulando total inocencia, desafió a Artemisa a acertar con una fleche en el blanco aparentemente inmóvil que apenas se alcazaba a ver en la línea del horizonte.
La bella cazadora no desconfió. Feliz de demostrar una vez más su habilidad con el arco y la flecha, acepta el desafío. Con emoción distiende el arco. Y la saeta lanzada, hiere mortalmente a Orión.
Minutos después, traído por las olas, llega a la playa el cuerpo del infeliz cazador.

La constelación de Orión
Nada pudo consolar a Artemisa. Con el hermoso rostro bañado en lágrimas, se dirigió a Zeus y le imploró que transformase a su amado en una constelación, ya que no podía hacerlo revivir. Con un gesto mágico, Zeus, fragmentó el cuerpo de Orión en innumerables estrellas que fueron lanzadas al cielo.

Otros poetas cuentan la historia de una manera diferente. Un día, solos en la isla de Quíos, el cazador habría intentado violar a Artemisa.
Celosa de su virginidad y profundamente irritada por el atrevimiento de Orión, la diosa con un ademán hizo surgir un escorpión que, por orden suya, picó al joven, lo que le causó de inmediato la muerte.

Orión y el escorpión fueron transformados en constelaciones. Muy lejos, en el cielo, la escena se sigue repitiendo todas las noches.

TIFÓN, EL MONSTRUOSO HIJO DE HERA (MITO)

Escultura de la serpiente Tifón

Solo, sin concurso de su esposa, el gran Zeus había traído al mundo una hija: Atenea, la diosa guerrera.
Al verla entrar en el Olimpo, altiva y bella, el corazón de Hera se estremeció. Contuvo su ira al sorprender en las miradas de los demás dioses la luz de la admiración que su hijo Hefesto, infeliz y deforme, a pesar de ser el fruto legítimo de su matrimonio. ¿Cómo había podido su esposo engendrar solo una criatura tan magnífica, mientras que unido a Hera había concebido un ser tan feo y deforme?
Las palabras de Hera , dichas en alta voz, sacudieron la sala como una tempestad y llegaron a los oídos del poeta Homero, quien cuidadosamente registró: “Terrible y astuto Zeus –dijo ella-, ¿cómo osaste dar a luz a Atenea?, ¿no podría haber sido yo quien te diera esa hija? ¡Ahora voy a hacer algo para tener un hijo que se distinga entre los dioses! Y lo hago sin avergonzar tu lecho y el mío, pero también sin ti. Me alejaré de tu compañía y de los demás dioses”
Así habló airada y se alejó. En un lugar distante y solitario, despojándose de su orgullo, dirigió súplicas al Cielo y la Tierra, y a los Titanes del mundo subterráneo: “Escuchadme todos, y dadme un hijo…”
Tanto imploró y con tanto ardor que finalmente fue oída. Gaia (la Tierra) comenzó a estremecerse y en ese instante la diosa se sintió grávida.
Pero concebir un hijo sin la intervención de su esposo no bastaba para vengarse de él. Necesitaba rechazar al esposo. Negarle caricias y amor. Relegarlo a la soledad.
Pasaba la mayor parte su tiempo en los santuarios a ella dedicados. Y los meses transcurrieron lentamente hasta que la gravidez llegó a su fin. La diosa estaba ansiosa por abrazar al hijo que sería obra enteramente suya, fruto exclusivo de su vientre.
Detalle de vasija griega que representa
a Zeus luchando contra Tifón
El nacimiento fue decepcionante. El resultado de esa concepción solitaria y amarga no se asemejaba ni a un dios ni a un mortal. Era un monstruo, una peligrosa serpiente que vomitaba fuego: Tifón.
Sin poder librarse del rayo, Hera regresó al Olimpo. Pero lo llevó consigo y se cubrió de vergüenza. Tifón no dejaba en paz a los dioses. Se rebeló hasta contra el gran Zeus, reclamándole de manera terrible una esposa divina que le hiciera compañía.
Como la presencia de Tifón importunara cada vez más a las divinidades, Zeus lo derrotó y acabó
por enviarlo a Delfos, donde compartiría con la serpiente Pitón la custodia del oráculo.
Mucho más tarde, cuando el dios Apolo exterminó a Pitón, atrajo hacia al mar al hijo de Hera. En el fondo de las aguas, el monstruo permaneció prisionero por el resto de los tiempos. Los hombres antiguos creían que cuando se enfurecía convulsionaba la superficie del suelo y hacía entrar en erupción el Etna, sembrando terror en los campos de la isla de Sicilia. En adelante, cada vez que se observa una columna marina que se eleva se le atribuirá a Tifón tal portento.


lunes, 5 de febrero de 2018

ATLAS

Atlas Farnesio
En la Odisea, Homero (siglo IX a.C.) nos presenta a Atlas (en griego antiguo Ἄτλας, ‘el portador’, de τλάω tláô, ‘portar’, ‘soportar’) como una figura enorme, que carga en los hombros las columnas que sustentan la bóveda celeste. Su musculatura es poderosa. Su morada está situada en el lejano mar occidental. Atlas conoce las profundidades marinas y es rico no solo en fuerza y sabiduría, sino también en malicia. Homero insiste en caracterizarlo como un ser estrechamente ligado a la naturaleza del mar, a las fuerzas formidables de las olas. Según el gran poeta, Atlas unifica en el plano mítico, por lo tanto, tres grandes elementos: tierra, mar, firmamento.
Hijo de Japeto y Climene, Atlas pertenece a la primera generación de las divinidades: los Titanes, que llEva en si la suma de todos los poderes, pero aún no ordenados y dirigidos a fin práctico benéfico para la humanidad. Sus hermanos eran Prometeo, Epimeteo y Menecio. Fue el padre de las Hespérides, Mera, Calipso, las Híades y las Pléyades. A toda su prole se le conoció con el nombre de Atléntidas.
La descripción de ese mito se repite, casi idéntica, en un poeta posterior, Hesíodo (siglo VIII a.C.), quien, en su Teogonía, difiere de Homero solo en los detalles. Para el, Atlas no carga el cielo sobre sus hombros, sino sobre la cabeza, sujetándolo con las manos. Los sucesivos poetas liricos y trágicos mezclan ambas descripciones, pero mantienen constantes los caracteres fundamentales de la figura mítica y de su tarea.
El Atlas moderno, del escultor Lee Lawrie
en el 
Rockefeller Center de Nueva York.
Por ser un titán y por estar destinado a cumplir un trabajo tan colosal, Atlas debe haber tomado parte, con sus hermanos, en la lucha contra Zeus (Júpiter) y los otros dioses Olímpicos. Tras la victoria de estos, habría sido castigado con el sostén de la bóveda celeste, contribuyendo así a mantener el equilibrio del universo.
El titán Atlas es el elemento que la imaginación mítica creó para conjurar, unir y relacionar el complejo universo de los astros que se encuentran arriba de la tierra y del mar, y estos elementos con los que el hombre está en contacto directo.  La importancia de las estrellas para la navegación es recordada frecuentemente por los poetas y los escritores. La literatura griega proporciona continuos ejemplos de la íntima relación entre la agricultura y los ciclos de los fenómenos atmosféricos y astronómicos. Hesíodo, en su poema Los Trabajos y los Días, aconseja constantemente a los agricultores sobre los periodos favorables para las siembras, las cosechas, la vendimia. Se basa para ello en la posición de determinadas constelaciones, después de ponerse el Sol o antes de aparecer la primera luz del día. Por otra parte, el campesino y el pastor, por propia experiencia, sabían “prever” las épocas de inundación o de sequía, de lluvias o de calor, mirando a lo alto y observando “el color”, el tamaño, la inclinación de un planeta o de un astro. Así también el pescador y el navegante podían organizar sus trabajos.

EL TITAN Y SUS HIJAS

Las Pléyades
Pero el mito de Atlas no nace solo de estos factores de carácter práctico y económico. Proviene también del efecto producido sobre el hombre por el carácter cíclico de los fenómenos celestes. Los cambios de las fases lunares, su periodicidad y su influencia sobre los mares, sobre la fertilidad y los nacimientos de los seres animados; el paso del Sol a lo
largo de la banda del Zodiaco,  con la mudanza de las estaciones; los complicados movimientos de los planetas que guardan una regularidad visible en su manera de desplazarse; la sucesión de los días y las noches con el nacer del Sol y el crepúsculo; la comprobación del ciclo continuo de los fenómenos celestes que, a su vez, encuentra correspondencia en el ciclo de fenómenos en las tierras y en los mares: todo eso llevó al hombre antiguo a la consciencia del gran contraste entre la firme perennidad de esos fenómenos y lo incierto de la vida humana. Los fenómenos físicos se repiten sin gastarse; vuelven con la misma intensidad y los mismos poderes. La vida del hombre es única, no puede ser vivida sino una vez. El individuo es como un juguete bajo la inmensidad de seres luminosos que flotan por encima de él. Los astros parecen obedecer leyes maravillosamente constantes. Atlas, el gran titán es, entonces, el que cumple la tara de sostener la bóveda celeste para que esta no aplaste la fragilidad del hombre.

Mientras el gran titán sostiene el cielo, sus hijas, las Atlántidas, iluminan los trabajos humanos. Las más importantes de ellas –las Pléyades y las Híadas- son mencionadas en los relatos primitivos como Ninfas del Mar. Después figuran en las descripciones de los poetas como constelaciones. Las Pléyades cuyo nombre significa “palomas”, pero expresa también el concepto de navegar (plein en griego), presiden la navegación; no protegen directamente a los marineros, pero los orientan, proporcionándoles rumbos. Surgen en la parte occidental del mar, a mediados de mayo (primavera en el Hemisferio septentrional), y desaparecen a fines de octubre, determinando el inicio y el fin de la época más propicia para navegar.
Heracles en el jardín de las Hespérides.
Detalle en vasija ateniense.
El nombre Híadas indica llover (hyein en griego). Su aparición en el cielo, muy cerca de las Pléyades, anuncia las lluvias que fecundan el suelo para las siembras y las cosechas realizadas en otoño.
El mito central de Atlas y sus hijas se relaciona con mitos menores, implicados a otras constelaciones, como la de Orión, el cazador gigante transformado en polvo de estrellas por obra de Artemisa (Diana), o la de la Serpiente, metamorfosis del dragón que, juntamente con las Hespérides –también hijas de Atlas-, vigilaba el jardín de los dioses. La leyenda del titán que sostiene el universo se asocia también a la aparición de los cometas, tal como lo demuestra la identificación mítica de una de las hijas de Atlas con un astro errante, que, en su dolor, “baja” del cielo para ver de cerca la ruina de Troya. En efecto, esa es la transformación sufrida por la pléyade Electra, que vaga rápidamente por el espacio oteando desde lo alto el sitio de la desdichada ciudad fundada por su hijo Dárdano.
Por otra parte, el titán dio nombre también, pero tardíamente, a una cadena montañosa.
En efecto, aunque la más antigua referencia a la transformación de Atlas en la montaña situada en el noroeste de África (El Atlas, alto monte que sostiene el cielo), se deba al historiador griego Herodoto (484? – 420? a.C.), el primero en narrar poéticamente la leyenda es Ovidio.

La literatura y las artes representan constantemente a Atlas como un hombre. La arquitectura uso de la concepción de este mito para transformar la columna en figura humana (los atlantes o telamones). La escultura y la pintura más antiguas lo representan como de fuerte musculatura, llevando sobre los hombros el universo, pero sin demostrar fatiga ni resentimiento. Las estatuas y la literatura del siglo VI a.C. modifican la expresión de Atlas: su rostro manifiesta odio, repulsa, aversión. Una famosa escultura lo muestra así, sosteniendo el cielo sobre los hombros y ayudándose con las manos. Esta imagen -conocida como el Atlas Farnesio- ha quedado como la más característica y tradicional representación material del mito. 

sábado, 3 de febrero de 2018

ATENEA

SINOPSIS

Atenea Giustiniani, copia romana del original
atribuido a Fidias. Museo Vaticano.
Diosa de la guerra, la sabiduría, las ciencias y la justicia. Aunque estas son sus atribuciones principales, también su culto estuvo vinculado a la agricultura, la alfarería y la hilandería. Era una de los doce dioses del panteón olímpico y una de las principales divinidades helénicas, siendo la ciudad de Atenas la que le estaba consagrada aunque su culto fue bastante difundido por toda la Hélade. En la versión más conocida, nació adulta y vestida con una armadura de la cabeza de su padre Zeus.  Peleó valientemente al lado de este contra los gigantes (Gigantomaquia). Una disputa con Poseidón por ver a quién sería el dios tutelar la ciudad de Atenas, permitió que esta, tras su triunfo, le estuviera dedicada. Uno de sus atributos principales fue su virginidad, la que siempre la mantuvo alejada de pretendientes o relación amorosa alguna. Fue protectora y consejera de héroes como Odiseo, Perseo, Diómedes, Aquiles y Heracles. Se le suele representar como una mujer con casco y peto de armadura, portando en una mano a Niké (la victoria) y apoyándose en la otra sobre la égida. Se le atribuye, asimismo, la invención del timón, la flauta y la trompeta, el arado y el rastrillo. Le estuvieron consagrados principalmente la lechuza, el olivo, la lanza, el gallo y también la corneja y la serpiente. Era la hija favorita de Zeus y la que protegía al Estado y la familia, presidía las asambleas e impartía justicia. Los romanos la conocieron con el nombre de Minerva. Los griegos le dedicaron varios templos, siendo el más importante el Partenón, ubicado en Atenas.

ORÍGENES                      

Vista de perfil de Atenea
del frontón oeste del templo
de Aphaia en Egina
Existen varias leyendas sobre el nacimiento de Atenea. En una de ellas su padre es el gigante Palas, hijo de la tierra; en otra es Poseidón, y en la más difundida, Zeus. Como Palas tratara de violarla, la diosa lo mato, lo desolló y con su piel se hizo la Egida, coraza de la virginidad. Para sellar su victoria asumió el nombre guerrero de Palas Atenea, apelativo que le daban los griegos para obtener su protección.
En la tradición más corriente, sin embargo, la diosa figura como hija de Zeus, el señor del Olimpo, y de Metis, la Prudencia. Ya que la sabiduría encarnada por Metis no podía figurar, según los griegos, entre las dotes femeninas, Zeus engulló a su amada y, por ese medio, se convirtió en el más sabio de los dioses, cualidad que transmitió a Atenea.
Al salir del cráneo de Zeus, la diosa ya lucia brillante armadura –representación de los meteoros y los fenómenos luminosos- y blandía la lanza –materialización del rayo que sale de la cabeza de la nube, ilumina las alturas etéreas y anuncia las tempestades-. Así, desde el primer instante de su existencia, se caracteriza como divinidad guerrera. Pero no encarna la fuerza bruta. Más bien, representa la lucha racional y justa, que tiene por objetivo defender ideales elevados, divulgar la cultura establecer la paz y asegurar el orden.


EPÍTETOS     
                         
Atenea, la diosa griega de la guerra.
Escultura frente a la Academia de Atenas.
El epíteto más empleado para la diosa Atenea era “glaucopis” (que puede traducirse como de ojos brillantes o de ojos de mochuelo). El pájaro que puede ver bien en medio de la oscuridad estaba asociado a la sabiduría. En representaciones antiguas, la diosa portaba un mochuelo sobre la cabeza. Este epíteto lo podemos encontrar en los himnos homéricos.
Otro epíteto conocido era “tritogenia” con el que se le denomina en Teogonía y en los himnos homéricos. De origen controvertido haría referencia a Tritón, divinidad marina, como presunto padre de la diosa o, en todo caso, como aquel que estuvo encargado de su educación.
Atenea Partenos (“siempre virgen”) fue otro de los epítetos con el que se conoció a la diosa. Este epíteto fue famoso porque fue el nombre de una imponente escultura crisoelefantina (de marfil y oro)  realizada por Fidias y erigida en el Partenón de Atenas. Un cierto número de otras esculturas se inspiraron en la original hoy tristemente desaparecida. La obra tuvo un gran impacto entre sus contemporáneos, hasta el punto de que dio origen a una tradición de estatuas crisoelefantinas, en la cual encontramos comprometido de nuevo a Fidias, con la estatua de Zeus en Olimpia)

Otros epítetos son:         
                                                                                                                                                         
Acria, bajo el que era adorada en Argos.

Aethyta, bajo el que era adorada en Megara. La palabra significa ‘buceador’ y figurativamente ‘barco’, por lo que el título debe aludir a Atenea como profesora del arte de la construcción de barcos y la navegación.

Ageleia (‘que impera en las batallas’)

Alcidemo (‘defensora del pueblo’).

Areia, por su papel en el juicio realizado en el Areópago a Orestes por la muerte de su madre, Clitemnestra.

Cidonia, en un templo de Frixa (Élide), que fue construido por Clímeno de Cidonia.​

Ergane, como protectora de los artesanos. Bajo este nombre se la menciona en varias inscripciones halladas en la Acrópolis.

Erisiptolis (‘protectora de la ciudad’).

Hipia (‘ecuestre’) como la inventora del carro, título bajo el que fue adorada Atenas, Tegea y Olimpia. Con este nombre recibía un parentesco diferente: hija de Poseidón y Polife, y hermana de Océano
Tetradracma griego con la imagen de Atenea
y mochuelo

Panaquea, bajo el que fue adorada como diosa de la liga aquea.

Polias (‘de la ciudad’), como protectora de Atenas y la Acrópolis, pero también de otras ciudades,como Argos, Esparta, Gortina, Lindos y Larisa.

Poluboulos (‘del buen consejo’).

Polumetis (‘de numerosos inventos’).

Promajos (Promachos, ‘que lucha delante’) cuando dirigía la batalla.



CEREMONIAS Y CELEBRACIONES       
     
En Atenas, la población festejaba a su protectora durante las Panateneas, fiestas en las cuales se celebraban torneos de carreras, luchas y certámenes de poesía y música. Las mas hábiles hilanderas y tejedoras iban en procesión a la Acropolis llevando a la diosa un enorme manto de regalo (peplo); los más viejos le ofrecían ramas de olivo; y los jóvenes iban en procesión en fogosos caballos.

Durante las Arreforías, muchachas adolescentes realizaban una procesión entre los templos de Atenea y Afrodita. El nombre de esta fiesta puede traducirse como “rocío” y revela la existencia de una relación íntima entre las divinidades fecundantes. Las vírgenes, puras como el rocío, iban primero a agasajar a la diosa de la castidad, para luego dirigirse a la diosa del amor.

En las Escinoforías, los participantes llevaban un gran parasol (skirón) que así como el rocío, elemento húmedo de la diosa, protege la labranza contra la sequía. Las Plinterias iniciaban las cosechas de Primavera y en las Asquiforías, celebradas en la época en que las uvas empiezan a madurar., los mozos cumplían el ritual llevaban ramas de vid desde el templo de Dionisio al santuario de Atenea.


EN EL ARTE              

El juicio de Paris. Pedro Pablo Rubens.
A partir del siglo VII a.C. ya se pueden encontrar imágenes de Atenea con sus rasgos definidos: la de la muchacha vestida con un largo peplo plisado, casco, lanza y escudo, coraza o égida con la Gorgona y ribeteada de serpientes. De esta época arcaica las esculturas más representativas son la Atenea de Egina, con casco del altas crines y la Atenea de Olimpia, procedente de un conjunto de esculturas representando la Gigantomaquia que se situaban en el Templo de Zeus de Olimpia.

Desde mediados del siglo VI a.C. se pueden observar en cerámica de figuras negras del nacimiento de Atenea, a veces con varios dioses asistiendo al "parto", como Ilithia, diosa de los nacimientos, y Hermes, así como Hefesto y su hacha de doble filo (labrys). También son tempranas las imágenes del juicio de Paris y de la guerra de Troya, así como de diversos mitos heroicos: desde Teseo y Perseo a Jasón y Heracles.

En el periodo clásico destacan, sobre todo, los templos a la diosa Atenea, que se encontraban en la Acrópolis de Atenas. Entre estos, el más bello era el Partenón que guardaba a la Atenea Parthenos (Virgen), magnífica obra de Fidias, toda de oro y marfil. Se trataba de una figura de pie, vestida con una simple túnica ajustada a la cintura. En el pecho tiene la égida guarnecida de escamas y rodeada de serpientes, con la cabeza de la Gorgona en el centro; en la cabeza, un casco suntuoso; en la mano izquierda, la lanza y el escudo, en el que se ve el combate de los griegos con las amazonas; detrás del escudo, la serpiente Erictonio, y el brazo derecho, extendido hacia el frente, sustenta una pequeña victoria alada. Otra de las esculturas de Fidias, Atenea Lemmia, representó a la diosa sin armas, con expresión graciosa, suave y modesta, propia de una divinidad que preside la alegre calma de la paz. En la enorme Atenea Promajos (“la que va adelante”), por el contrario, se resalta su espíritu guerrero. De estas obras, todas hoy perdidas, a lo largo de los siglos se harían copias y reproducciones.

Del Renacimiento y el Barroco las obras más representativas son Palas Atenea y el centauro de Botticelli, El juicio de Paris de Rubens y el magnífico cuadro de Velázquez, Las hilanderas, en el que se relata el cuento de Ovidio de Aracné y Atenea. En este cuadro, en primer plano aparecen dos hilanderas, una joven y otra anciana. En segundo plano se ve el perfil de Atenea con casco y lanza y a Aracné delante del tapiz, tratando de protegerlo de la destrucción de la diosa.
En el Neoclasicismo Atenea se convierte en figura preferida para representar las Artes, la Ciencia y la Razón, siendo utilizada su imagen en bibliotecas, universidades, etc, como símbolo de la Ilustración.
Aún en nuestros días se hallan ejemplos de imágenes de la diosa. El más espectacular se halla en Nashville, Texas, y es una escultura de Atenea Partenos de 13 metros, revestida de oro, que se halla en el interior de una reconstrucción del Partenón ateniense. La estatua realizada en hormigón y yeso fue realizada en 1990, con el asesoramiento de expertos en arte antiguo, para ser lo más fidedigna a lo que hubiera sido la original, y en 2002 se añadió el pan de oro.

ADEMÁS:


Estatua de Atenea Partenos en Nashville
  • Atenea nunca tuvo contacto carnal con ninguna divinidad o mortal; pese a esto, los dioses áticos Erictonio y Erecteo se consideraban como hijos adoptivos de la diosa.
  • Uno de los atributos de Atenea es el dominio y manejo de los caballos. Así se dice que ella fue quien enseña a Erictonio a atar sus caballos al carro y al héroe Beloforonte a dominar al Pegaso.
  • Se consideraba también que todos los productos del arte femenino eran obras de Atenea.
  • Según una versión, era hija del titán Palas, quien tiempo después intentaría violarla; la diosa para proteger su castidad mató al gigante alado del que con su piel elaboraría la égida.
  • Es la creadora y primera ejecutora de la denominada danza de guerra pírrica.
  • Según algunas versiones, Atenea habría nacido a orillas del río Tritón. En otras versiones, este mismo dios se habría encargado de su educación.
  • En Atenas y Esparta protegía las asambleas populares y deliberativas.
  • Según alguna versión, fue Atenea la que instauró el Areópago.
  • Siempre es una diosa que aparece vestida; sin embargo, en la versión de Ovidio y en algunas representaciones artísticas aparece desnuda.  
  • Atenea era imbatible en la guerra, ni Ares pudo derrotarla.
  • En el relato de los argonautas, ella es quien da las instrucciones para la construcción 
    Atenea Partenos. Monumento
    dedicado a la diosa.
    Parlamento de Viena.
    de Argo, la embarcación en la que irían los argonautas.  
  • En una versión del mito de Tiresias este se tropezó con Atenea cuando se bañaba, y fue cegado por su desnudez. Para compensarle por su pérdida, la diosa le purificó las orejas, lo que le permitió entender el lenguaje de los pájaros, lo que le permitió lograr así el don de la profecía.
  • Atenea fue quien guió a Perseo en su camino para decapitar a Medusa. Asimismo, ayudó en varios de sus trabajos a Heracles (león de Nemea, pájaros de Estínfalo, la hidra de Lerna).
  • Durante la guerra de Troya, apoyó a las tropas aqueas; sin embargo, luego de terminado el conflicto debido a que Ayax Telamonio violó a Casandra en su templo, Atenea les envió tormentas a sus embarcaciones.
  • El paladio es el nombre que recibe la estatua de Atenea. Según un mito, durante su infancia Palas y Atenea eran compañeras de juegos. Un día mientras practicaban ejercicios de lucha, la diosa Atenea mató accidentalmente a su compañera. En honor a esta, la diosa habría tallado el paladio.
  • Este objeto, el paladio, permaneció durante siglos en el interior de la ciudad de Troya, hasta su caída.
  • En época de guerra, las ciudades, fortalezas y puertos quedan bajo su especial protección.
  • La referencia más antigua que aparece de Atenea es en los archivos micénicos, donde aparece mencionada una “Atana potinaia”. Potnia, (Potnia) significa en griego “poderosa”, acompañando a los nombres de las diosas aqueas. 
  • El historiador griego Herodoto señaló que los ciudadanos egipcios de Sais adoraban a una diosa cuyo nombre egipcio era Neit y la identificaban con Atenea.
  •  En la serie animada Saint Seiya, Atenea reencarna en una joven japonesa, Saori Kido. La diosa acompañada por unos guerreros envueltos en singulares armaduras protege así a la Tierra de las más diversas amenazas.


Palas Atenea, obra de Roberto Roca Cerdá.
 Avenida Blasco Ibáñez de Valencia